Las papas fritas es uno de los pocos alimentos que podemos encontrar en los hogares de todo el mundo, los belgas y los franceses llevan años enfrentados reclamando la patente del invento, pero la verdadera historia merece un revisionismo más exacto. Detective: Las papas como sabemos son de origen americano, se cultivaban en el antiplano andino desde hace 8000 años y las variedades del tubérculo son infinitas.
La producción de la papa fue junto con la del maíz la base de la alimentación de los pueblos precolombinos. A mediados del siglo XVI, los conquistadores decidieron utilizar estos tubérculos para alimentarse durante sus viajes de regreso a Europa y las introdujeron en el viejo continente. Para los europeos en los inicios la papa era como una rareza botánica. Incluso las cultivaban en macetas para ver crecer sus flores y juran que la propia María Antonieta usaba sus capullos para decorarse el pelo.


Los europeos ignoraban todo y comenzaron a comer el fruto o las flores de la planta en lugar de la raíz. Como les agarraba dolores de estómago la desprestigiaban y el cultivo tardó mucho en imponerse. Mientras tanto volvamos al continente americano, porque al tiempo que los europeos entendían que debían comer sólo el tubérculo, acá en la región Andina tras varios intentos lograban obtener este plato tan preciado.
Pasó casi un centenar de años para que los belgas de la región de Namur que eran fanáticos del pescado frito, cuando el río Mosa se les congeló a alguien se le ocurrió cortar papas y freírlas imitando la circunferencia de sus pescaditos. El problema en Europa con las papas fritas es grave, porque los franceses dicen que ellos la inventaron porque los otros no tenían grasa que era carísima. Pero para los belgas es más importante que la madre y los ingleses y canadienses dicen lo mismo. Fue tal el encono por las papas fritas que durante casi un año hubo pequeños enfrentamientos bélicos entre los Belgas y los Franceses, y estos últimos contaron con el apoyo estadounidense del presidente Jefferson en lo que se conoció como “la guerra de la patata” de 1784. Por eso en norteamerica se las conoce como french fries, o sea, papas a la francesa.

En esa guerra no hubo vencedores ni vencidos, y cada país la registró como propia en las enciclopedias gastronómicas de la época. Hoy la Unesco evalúa la propuesta Belga de declararla Patrimonio de la Humanidad. Acá mientras tanto cierran los últimos palacios en su nombre y solo persisten las de comida rápidas, las pobres papas fritas originales resisten el embate de las dietas que las demonizan. Por supuesto que nadie dice nada sobre nuestros pueblos originarios que fueron los primeros en prepararlas ricas, crocantes y deliciosas. Eso sí las amamos con huevos fritos a caballo pero no las concebimos con cheedar, al contrario fustigamos esta moda de queso químico. Como alternativa novedosa esta receta con maicena para darle la crocantez.
INGREDIENTES
1 kilogramo de papas
3 litros de agua
1 litro por kilo de papa de aceite para freír
3 cucharadas de Maizena
INSTRUCCIONES
Pelar las papas y cortarlas en bastones, rodajas, cubitos o como más te gusten. Ojo: es importante que estén de igual tamaño para que la cocción sea pareja. Lavarlas en abundante agua fría varias veces para lograr que la papa suelte todo su jugo y no se peguen. Luego, escurrirlas por 5´ aproximadamente y secarlas con un repasador de cocina (limpio) para sacar el exceso de agua.
Colocar las papas lavadas y libres de agua en un bowl. Este es el momento donde agregaremos las 3 cucharadas de Maizena y mezclaremos bien con el fin de que todo quede bien cubierto por la Maizena. Con la ayuda de un colador o espumadera sacaremos toda la Maizena que nos haya quedado, y ya estamos listos para freír. Para freír es importante usar abundante aceite bien caliente o grasa(aprox 170 / 180 °C).
Una vez bien doradas las papas, las retiraremos de la fritura y dispondremos sobre una bandeja con papel absorbente para retirar cualquier exceso de aceite y en ese momento condimentaremos las papas.