Hay días en los que no tenemos ganas de complicarnos demasiado en la cocina, pero igual queremos comer algo rico, casero y que nos haga bien. Esta receta es una de esas soluciones simples que no fallan: con apenas tres ingredientes que seguramente conseguís a la vuelta de la esquina —pechuga de pollo, brócoli y zanahoria— podés preparar un plato completo, lleno de color y sabor. Además da frescura y energía y apto para la temporada con más calorcito.


INGREDIENTES
1 pechuga de pollo
1 brócoli
2 zanahorias
(Podés sumar un chorrito de aceite de oliva, sal, pimienta o salsa de soja para realzar el sabor)
PREPARACIÓN PASO A PASO
Preparar los ingredientes:
Cortá el pollo en cubos o tiras. Separá el brócoli en pequeños ramitos y ponelo a hervir unos pocos minutos. Pelá las zanahorias y cortalas en bastones finos o podés cortarla en rodajas y hervirlas un poquito junto con el brócoli como hice yo.


Cocinar el pollo:
En una sartén con un chorrito de aceite, dorá el pollo hasta que esté bien cocido y tierno.
Saltear las verduras:
Sumá la zanahoria y el brócoli a la sartén. Salteá todo junto durante unos minutos, hasta que las verduras estén cocidas pero conserven un toque crujiente.
Condimentar y servir:
Agregá sal y pimienta a gusto, o un chorrito de salsa de soja si querés un sabor más intenso. En menos de 20 minutos tenés un plato nutritivo, lleno de vitaminas y con esa calidez que solo tiene la comida casera. Cocinar no tiene por qué ser complicado: a veces, con lo más simple, se logra lo más rico. Este salteado es ideal para esos días en los que el cuerpo pide algo liviano, saludable y hecho en casa… con el amor de siempre.
Este salteado es ideal para esos días en los que el cuerpo pide algo liviano, saludable y hecho en casa… con el amor de siempre.
Tip extra: si te sobra, guardalo en un tupper en la heladera. Al día siguiente podés sumarlo a una ensalada fresca, usarlo como relleno de una tortilla o mezclarlo con fideos salteados. ¡Un plato, mil posibilidades!


