Dirección: Mitre 130, Berrotarán, Córdoba. Teléfono: 0358 494-1420
En muchos órdenes de la vida buscamos tener la posta de la cuestión, la verdá de la milanesa y perseguimos esa búsqueda que, en ocasiones, resulta inconsistente. En el arte culinario nos apasiona descubrir esos platos que poseen certezas, que condensan razones existenciales o provocan conexiones con gratos momentos del pasado. Si bien una de las acepciones de posta tienen que ver con ese lugar de remanso, de descanso y renovación de energías de hombres y mujeres al galope que unían poblados y acortaban distancias llevando recados, alimentos y comunicación. La posta era en definitiva como un oasis en el camino y en parte esa función también cumple este restaurante de Berrotarán. Pero la Posta también es una afirmación, es una muestra que la realidad se concibe en los grandes momentos en torno a un plato que se comparte.
La familia Jaimes se conoció en los hoteles de Embalse, cada uno haciendo una determinada tarea. Decidieron casarse y vivir en Villa Amancay donde formaron una familia con tres hijos varones: Néstor, Ariel y Gastón (con quien conversamos). El padre y la madre empezaron a trabajar en Cerro Pelado (En Agua y Energía) haciendo trabajos varios hasta que les ofrecieron hacerse cargo del comedor donde le daban de comer periódicamente a 500 personas que trabajaban en las obras. Cuando se cerró Agua y Energía y no había tanta gente atender, la familia decidió irse a Rumipal donde tomaron la concesión de un bar hasta que tres años después decidieron comprar La Posta. La llave del restaurante se la compró la familia Jaimes a los Fenoglio en el año 1994. Tomaron La Posta de manera literal. Y la llenaron de sabores.
Cuando se cerró Agua y Energía y no había tanta gente atender, la familia decidió irse a Rumipal donde tomaron la concesión de un bar hasta que tres años después decidieron comprar La Posta. La llave del restaurante se la compró la familia Jaimes a los Fenoglio en el año 1994. Tomaron La Posta de manera literal. Y la llenaron de sabores.
“La gente valora mucho la relación precio calidad, desde nuestra parte tratamos de trabajar siempre con lo mejor para poder ofrecer un buen producto. Buscamos no tener un precio tan caro para que la gente, por ejemplo en una vianda, pueda comprar dos o tres veces a la semana. Queremos que sea accesible poder salir a comer o llevarse una vianda a la casa”, cuenta Gastón Jaimes.
Las pastas -que obviamente son caseras- están en el podio de las más pedidas, con los ravioles de carne y verdura como una fija. Además, el pollo deshuesado u arrollado, con salsa de puerro, champiñón o roquefort, las milanesas a la napolitana, o el Entrecot con papas fritas se destacan entre una gran variedad de platos. “Las Papas fritas son una guarnición que es un éxito y tienen mucha demanda”, agrega.
Las pastas -que obviamente son caseras- están en el podio de las más pedidas, con los ravioles de carne y verdura como una fija. Además, el pollo deshuesado u arrollado, con salsa de puerro, champiñón o roquefort, las milanesas a la napolitana, o el Entrecot con papas fritas se destacan entre una gran variedad de platos.
“Somos una familia de cocineros, por el lado materno, mi abuelo dicen que era un gran cocinero y estaba a cargo de la cocina de uno de los grandes hoteles de Embalse. Por el lado paterno, vienen del campo y todos sabían cocinar rico y sabroso”, cuenta Gastón que añade que: “Recibir a los clientes nos llena en todos los aspectos, ya que habiendo tantos lugares lindos para ir a comer, que la gente nos sigan eligiendo como restaurante es muy satisfactorio, porque en definitiva eligen nuestra casa, es algo que no tiene precio, que coman nuestros productos, que se vayan conformes y que regresen es algo muy lindo. Es recibir el cariño de la gente, al ser un pueblo y hace años que estamos; que la gente nos siga eligiendo nos provoca sensaciones muy gratificantes”.

Entre los grandes momentos que atesoran en casi treinta años de servicio, destacan todas las fiestas que realizaron: los casamientos, las bodas, los cumpleaños y los eventos empresariales. “En cada recuerdo nos quedan las miradas, los abrazos. Son eventos lindos donde nos dejan participar. Otra cosa linda es gente que viaja desde Córdoba, Mendoza, San Luis o de donde sean y tienen que pasar cerca de Berrotarán, planifican el viaje para hacer una parada obligatoria para venir a comer a nuestro negocio. Esas son cosas impagables que nos suelen pasar bastante seguido, casi siempre nos llaman preguntando a qué hora cerramos porque por ahí les faltan 30 kilómetros para llegar y nos piden por favor que los esperemos. Son cosas muy lindas. Nuestros clientes nos siguen diciendo que sigamos trabajando con la misma calidad que tenemos, que no perdamos la frescura de nuestro producto y la sencillez. Para nosotros es muy positivo porque es lo que tratamos de mantener en todos estos años”, dice Gastón.
Es importante saber que uno puede ir a La Posta en cualquier parte del año para buscar ese plato que tanto necesita o volver a probar uno que lo conmovió. No suelen tocar la carta y se agradece que mantengan los mismos platos desde hace tiempo, ya que en contra de lo que sugiere el poeta, uno debe volver a los sitios donde fue feliz. Que de eso se trata la vida. “Creemos que es la forma para poder seguir, que es lo que nuestro clientes nos conocen y al que no, los invitamos a probar nuestros productos”, dice Jaimes.
Por lo tanto, hay que ir en busca de esa posta, de ese remanso pero también, de esa verdad.







