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DON ARMANDO

Dirección: Crucero de Los Reartes, Córdoba

No es la primera vez que nos detenemos por estos lares. Ya hemos recomendado otros lugares de Los Reartes que se caracteriza por su diversa gastronomía además de la tranquilidad que emana esta localidad que pone en valor nuestras tradiciones. Con el murmullo del río y las sierras al fondo,  Don Armando aparece como un refugio ideal para ralentizar el ritmo y saborear algo auténtico. No es un restaurante convencional, sino un almacén de campo, con un espíritu muy local: mesas de madera, estanterías llenas de productos regionales y una atmósfera cálida que invita a quedarse.

Ubicado en la Rotonda El Crucero, Don Armando se erige como una parada casi obligada para quienes recorren el valle de Calamuchita. Es ese punto de encuentro donde lo gastronómico se fusiona con lo serrano, donde comer algo rico se convierte en una experiencia para el recuerdo.

Las tablas de fiambres y quesos son el corazón de la propuesta. Embutidos premium, quesos saborizados y ahumados, panes de masa madre, focaccia y pan casero acompañan este clásico que nunca falla. Los sándwiches artesanales, inspirados en el exitazo que tiene el Almacén de Quito en Falda del Carmen, también son una prueba obligada: generosos, cargados de fiambre de calidad y preparados con panes elaborados ahí mismo. La oferta se completa con encurtidos caseros, café y pastelería artesanal, además de productos regionales para llevar. Todo con ese sello serrano simple pero cuidado, que caracteriza a este punto gastronómico de Los Reartes.

La ambientación

Entrar a Don Armando es como entrar a un caserón de familia que quedó detenido en el tiempo, pero con el confort actual. Las paredes de piedra vista y los detalles en madera crean ese abrazo visual que remite a lo auténtico. Las lámparas de luz cálida, distribuidas estratégicamente, generan rincones íntimos sin perder amplitud.

La decoración mezcla objetos antiguos que parecen haber sido encontrados en baúles familiares: herramientas de campo, radios viejas, platos esmaltados y fotos en blanco y negro que cuentan, sin decirlo, la historia del pueblo. Cada pieza parece haber sido elegida con intención, sin caer en la sobrecarga: es justo lo necesario para darle alma al lugar.

Es ese punto de encuentro donde lo gastronómico se fusiona con lo serrano, donde comer algo rico se convierte en una experiencia para el recuerdo.

Los manteles a cuadros y la vajilla clásica acompañan la estética hogareña, y el aroma a leña —cuando la cocina trabaja a pleno— se suma a la experiencia. En días fríos, la estufa hogar es protagonista, creando un punto de reunión donde muchos esperan su mesa con una copa de vino o un café.

Un salón que invita a quedarse

El salón principal combina amplitud con sensación de refugio. Las mesas bien espaciadas permiten disfrutar sin ruido excesivo, mientras que la música —siempre suave— acompaña sin imponerse. La iluminación baja por la noche y sube levemente al mediodía, adaptándose al ritmo del día serrano.

El resultado es un ambiente que no solo acompaña la comida, sino que completa la experiencia. Un comedor donde todo, desde la decoración hasta el trato, construye atmósfera.

Los sanguchazos vienen preparados con focaccia, ciabatta o masa madre, y cerca de 200 gramos de fiambre premium, se convirtieron en lo más elegido por quienes pasan por Don Armando, además del clásico indiscutido: fiambres seleccionados, quesos ahumados y panes artesanales que elevan la experiencia.

Don Armando es uno de esos rincones que no buscan impresionar con sofisticación: lo suyo es la autenticidad. Productos frescos, recetas simples, sabores que hablan del lugar. Es un espacio para charlar, leer, probar algo nuevo o simplemente disfrutar del ritmo calmo del valle.

En resumen, Don Armando es más que un almacén: es un refugio serrano donde el tiempo adquiere otro ritmo. Su propuesta artesanal refleja el espíritu de Los Reartes y convierte una parada gastronómica en una experiencia memorable.

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